El hecho de sufrir cáncer de mama y saber que es inevitable que se retire el seno enfermo afecta de manera importante la psicología de la mujer. La certeza de que al despertarnos vamos a ver que no lo tenemos nos hace sentir mutiladas, que nos falta un pedazo del cuerpo y, peor aún, que hemos perdido nuestra feminidad”. Con esas palabras una paciente explica la difícil situación en la que se encontró al padecer la enfermedad y pasar de médico a paciente.
Los expertos son conscientes de que perder el seno puede ser el equivalente a perder una mano o un ojo. “Es cuestión de autoestima. Hace 200 años los médicos cauterizaban el tumor y dejaban la herida abierta. En la actualidad la reconstrucción se trabaja como algo integral y muchas veces no es fácil identificar cuál fue el lado operado. La mejor opción siempre será poder utilizar los propios tejidos de la paciente, pues no hay un cuerpo extraño, y a eso apuntan los dos grandes avances en este campo”. Estos son:
Microcirugía
Consiste en hacer trasplante de tejidos conectándolos con el microscopio quirúrgico. Es un trabajo de alto nivel técnico que tarda en promedio unas ocho horas. “En el caso de la mama se toma piel y grasa del abdomen, esos gorditos que le sobran a la persona, sin necesidad de sacrificar los músculos, como solía hacerse, de manera que quedan menos secuelas en el área donante”.
Lipotransferencia
No es nuevo el hecho de que los cirujanos aprovechen los sobrantes de una liposucción para rellenar arrugas y hasta la cola. Sin embargo, existe un tratamiento revolucionario que también se está utilizando para aumento de senos con fines estéticos, sin necesidad de implantes. Se lleva a cabo a partir de un dispositivo externo, el cual produce una expansión de los tejidos mamarios mediante succión. Este se puede quitar y poner. La indicación es utilizarlo dos semanas antes del procedimiento con el fin de que el área esté preparada para recibir la grasa que se inyectará en distintos sitios y en pequeñas cantidades, de modo que se integre mejor. “La cirugía no solo es ambulatoria y deja menos cicatrices, sino que los resultados son más naturales y duraderos, y de paso se mejora el contorno corporal”.
Pero no todas las mujeres son aptas para este tipo de cirugías. Aquellas que anteriormente hayan pasado por una abdominoplastia y las que sean muy delgadas, siguen teniendo la alternativa de los expansores, que son como unas prótesis desinfladas ubicadas bajo la piel a las que se les va aumentando gradualmente su volumen.
Hoy, y en parte gracias a la tecnología, la doctora ve la experiencia de su cáncer como un regalo: “Uno de paciente está muy angustiado, no sabe qué va a pasar y el solo hecho de depositar la confianza en un especialista me hizo entender más mi profesión. Al principio me preguntaba: ‘¿Por qué a mí?’ y después supe que esa era la manera de saber de corazón qué sienten quienes se ponen en mis manos. Estamos aquí para devolver la calidad de vida y eso fue lo que hizo la persona que me operó: lograr que yo recuperara mi tranquilidad”.
Fuente: fucsia.co