¿Estás pensando en una cirugía de aumento de pecho? Esto es lo que tienes que saber

Puede que si estás leyendo este artículo es porque en algún momento de tu vida –o justo ahora– se te ha pasado por la cabeza someterte a una operación de aumento de pecho. Se trata de un pensamiento muy extendido (que no siempre se confiesa) y que en bastantes ocasiones suele producirse en mujeres muy jóvenes. De hecho, los datos confirman que son muchas las féminas que pasan de fantasear con esta idea a llevarla a la práctica. Y es que la cirugía de aumento de pecho es la más demandada y realizada dentro del terreno de la cirugía estética, especialmente entre mujeres de menos de 35 años. Sí, como lo lees. Aunque la obsesión actual que vivimos por los glúteos grandes y voluptuosos es real y ha hecho que se incrementen de forma considerable las cirugías de aumento, elevación y reconstrucción –lo llaman efecto Kim Kardashian y hasta Vogue América ha declarado que “entramos oficialmente en la era de glúteos grandes– la realidad es que, al menos de momento, ganan la partida las técnicas de aumento de pecho.

pechosPorque se trata de una cirugía que plantea muchas dudas que es necesario resolver antes de pasar por quirófano, esto es lo que tienes que saber si estás planteándote la idea.

¿A partir de qué edad se puede llevar a cabo esta operación?

Aunque es una pregunta controvertida y difícil de responder de forma tajante, es justo y necesario plantearla. Se deben cumplir dos requisitos. El primero responde a una cuestión física y está relacionado directamente con la edad. Debe haberse terminado el desarrollo físico. “Esto en algunas mujeres se produce a los 18 años, en otras a los 21 y en otras a los 15. En general se puede dar por terminado el desarrollo cuando ni la estatura, ni el número de pie han variado en dos años”. El segundo requisito tiene que ver con una cuestión psicológica. Y es que, independientemente de la edad, la paciente debe entender que operándose el pecho “va a adquirir una responsabilidad a largo plazo, que se va a someter a una intervención y que va a haber un postoperatorio”, se insiste en la importancia de tener “madurez psicológica” para someterse a esta intervención.

Cómo comprobar que estás en buenas manos

¿Cómo escoger un buen profesional? Puede que ése sea otro de los grandes retos cuando se decide dar el paso: saber que estamos eligiendo bien y que vamos a estar en buenas manos. Para ello, hay un primer paso que puede parecer obvio pero que es muy importante: comprobar si el cirujano plástico lo es en realidad. “Parece una cosa obvia, pero aún existe intrusismo profesional”. Para no ser víctimas de ese intrusismo se debe consultar a la Sociedad pues es obligatorio tener el título de especialista”. Pero este paso no es el único. Porque además de comprobar que efectivamente es un médico titulado, conviene recibir información de calidad sobre la intervención. Y eso implica que el médico “sea capaz de explicar y razonar a la paciente cada una de las indicaciones que elija para ella: tipo de implante, localización de las cicatrices, ubicación de la prótesis, tipo de anestesia, tipo de hospitalización”.

Saber elegir el momento

La elección del momento de la operación es importante. Se puede hacer en cualquier época del año, pero es necesario elegir un momento en el que tengas la suficiente disponibilidad para someterse a la intervención y al postoperatorio. Porque aunque no es una operación muy molesta, “debes tener unos días de tranquilidad en los que tu principal preocupación seas tú misma”, afirma el experto. ¿Y en cuánto tiempo real se traduce esto? En 5-7 días.

¿Qué se siente después de la intervención?

Es importante recordar, que una mamoplastia de aumento no tiene por qué ser una intervención dolorosa. De hecho, lo que se suele experimentar después de la intervención, sobre todo durante los 3 primeros días, son agujetas intensas en el músculo pectoral y una sensación de presión en el tórax. Pero, por lo general, son molestias que empiezan a remitir pasados tres días. Es más, el mismo día de la intervención se pueden mover los brazos con normalidad para comer, vestirse, asearse…

¿Cuándo puedes hacer vida normal (y deporte)?

Si no hay complicaciones lo normal es poder conducir a los 3-4 días de la operación y hacer vida totalmente normal en 7 días, 10 como máximo, incluso trabajar, “siempre que no sea un trabajo físico”. Para hacer deporte hay que esperar bastante más, en torno a unas 4 semanas. Y a partir de ese momento hay que reanudar la actividad deportiva de forma progresiva, con pocas restricciones y todas temporales.

La necesidad de adquirir este compromiso

Si decides someterte a una cirugía de aumento de pecho no solo debes comprometerte con el momento de la operación y el postoperatorio, sino que también tienes que hacerlo a largo plazo. Y es que llevar un implante mamario implica un control de ese implante. Debe ser un control clínico durante los 15 primeros años de vida de la prótesis y radiológico a partir de entonces cada 5 o 10 años. Además, hay que tener en cuenta que el ginecólogo puede estimar otras pruebas de diagnóstico preventivo.

Conoce el tipo de implante que te van a poner

Aunque pienses que la elección del tipo de implante corresponde al experto, es necesario que tú también te informes del tipo de prótesis que se va a utilizar. Y es que el cirujano debe informarte también de la forma y el tipo de gel y las razones por las que escoge ese y no otro. Respecto al precio, y teniendo en cuenta que hay diferencias notables entre unos y otros, es fundamental que no elijas sin más los más baratos. “En general los más baratos llevan detrás mucha menos I+D»

¿Los implantes son definitivos?

Es una pregunta difícil de responder. Si hay que responder con un monosílabo la respuesta es NO, pero eso no quiere decir que en todos los casos haya que sustituir los implantes con el paso del tiempo. Si se trata de un implante de gel cohesivo tipo III (con una tasa de rotura inferior), si no aparece roto (por eso se hacen los controles posteriores) no hace falta sustituirlo. Si se trata de un implante redondo de gel cohesivo tipo I y II, con una mayor propensión a romperse, entonces hay que “ponerles fecha de caducidad para cambiarlos antes de que se rompan y den problemas”.

¿Qué pasa si se produce una rotura de implante?

Todo va a depender del tipo de implante que se haya utilizado. Si se trata de un implante de gel cohesivo tipo III, si hubiera rotura no existiría fuga de silicona, es decir, no habría silicona libre en el cuerpo. En cambio, si se trata de un gel de menor cohesividad, tipo I y II, puede producirse un comportamiento diferente. “En estos casos sí se puede hacer una fase extra capsular. No produce ninguna enfermedad pero puede obstruir los vasos linfáticos y los ganglios, causando inflamaciones a veces dolorosas y susceptibles de sobreinfección en axilas, ingles y otras zonas. Además, puede acumularse en determinadas áreas formando abultamientos molestos y poco estéticos».

La eterna pregunta: ¿podré dar el pecho?

“Sin ninguna duda, sí”. Es más,  ¿La silicona puede llegar a la leche? “Con prótesis de gel cohesivo tipo III la fuga de silicona es imposible y, por tanto, inviable la presencia de silicona a la leche”. Pero “la silicona es inocua para el cuerpo humano y estamos en contacto con ella desde que nacemos: las tetinas de los biberones están hechos de silicona y los chupetes también”.

Implantes y detección de cáncer de pecho

Otro miedo generalizado es el hecho de que la prótesis pueda dificultar el diagnóstico ante un supuesto caso de cáncer de mama. Pero se trata de un miedo infundado porque, cuando el implante está en posición subpectoral (debajo del músculo) no dificulta la eficacia del diagnóstico con mamografías y resonancias. Es más, también está demostrado,  que en pacientes portadoras de prótesis la autopalpación es más fácil que en pacientes que no tienen prótesis. Y añade otro dato necesario: “El hecho de llevar implantes mamarios no cierra la puerta a ningún tratamiento de cáncer de mama ni le resta eficacia”.

Fuente: vogue.es