Con el paso de los años la piel del rostro pierde elasticidad, aparecen las primeras arrugas y el óvalo facial pierde tersura. El lipofilling facial elimina la flacidez ligera y repone volumen sin peligro de rechazo, ya que los tejidos injertados son de la propia persona.
¿En qué consiste?
En extraer grasa sobrante de alguna parte del cuerpo (abdomen, cintura, muslos, etc.) y usar parte de la misma, como relleno natural, mediante infiltración en la cara, habitualmente se trabaja en pómulos, surcos nasogenianos y mandíbula, para restaurar el óvalo facial típico de la juventud. Es lo que haría el ácido hialurónico pero de una forma más perdurable a medio y largo plazo.
La cirugía
La operación se lleva a cabo en el quirófano. Dependiendo de la cantidad de grasa a infiltrar, se realiza con anestesia local o bien combinada con sedación. Se utilizan unascánulas especiales para evitar que las células grasas se destruyan. Normalmente se utiliza como zona donante la región infraumbilical. Esa grasa se centrífuga posteriormente para separar por densidades las células grasas puras de los componentes sanguíneos y los triglicéridos en suspensión.
Cuidado si… Eres delgado o muy musculado. Este tipo de perfiles no suelen ser buenos candidatos ya que, además de tener poca grasa bajo la piel, ésta se extraerá con dificultad y algo de traumatismo.
Los resultados
Hay que tener en cuenta que parte de la grasa reinjertada será absorbida por el cuerpo con el tiempo, por lo que se inyecta un exceso para que al término del postoperatorio los resultados sean los deseados. Los resultados ya se aprecian a la semana, pero deberemos esperar unos tres o cuatro meses para evaluar cuál va a ser la durabilidad a largo plazo. Pasados estos periodos, el resultado se puede dar por estable y las variaciones que ocurran desde entonces (envejecimiento, cambios de peso, etc.) determinaran si es necesario o no realizar nuevos tratamientos.
Fuente: woman.e